Suena el tic-tac imparable
Hace que el amanecer semeje un
latido de mil piernas
portadoras de ese traje verde
sin mangas, que cubren los
huesos pardos
de unos brazos rígidos
depositarios del vértigo ancho y
solemne
encargado de abogar por faltas cometidas bajo cobertores inalámbricos
hoy todo es verde
incluso el fantasma empeñado en visitar
incluso el fantasma empeñado en visitar
hasta la última rendija del mar
que ya no tiene vida
porque decidió jalar su playa al norte dejando un puerto desierto
de sabores y sombrillas amarillas de tanto mirar el sol de invierno.
Olé, olé, olé, olé
olé
olé
olé
próximo a partir el submarino, portador de virus y bacterias
visitante distinguido de pulmones anegados de humo pardo
que ha surcado danzante entre narices y bocas entreabiertas
de mil inofensivos marcadores de
remordimientos y de culpas
guardadas en costales de hilo fino, en el lado contrario
a las descargas de parches recubiertos
de aquella mandíbula sin pulgar
adentro.
Saludemos el domingo que se encuentra solo
comprimido en tabletas de dos pulgadas ocultas en el vello torácico
después habrá que regresar un
tercio de profundidad
bloqueador inevitable de la
secuencia efectiva del pulso
estableciendo la relación jadeo-bloqueo en la arteria femoral
provoca apnea cubierta de ruidos sabor limón
algunas veces
algunas veces
por cianosis que recorre a paso
lento los pasos de esas convulsiones
incapaces de despejar el espacio tenue entre los dos espejos recargados
en el desvanecimiento lentoooooooooo
haciendo el abdomen amigo de los puños de Heimlich
saludamos el domingo
a
pesar
de
todo.
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