sábado, 29 de noviembre de 2014

Sombra color verde






Suena el tic-tac imparable

Hace  que el amanecer semeje un latido de mil piernas
portadoras de ese traje verde
sin mangas, que cubren  los huesos pardos
de unos brazos rígidos
 depositarios del vértigo ancho y solemne
encargado de abogar por faltas cometidas bajo cobertores inalámbricos

hoy todo es verde 

incluso el fantasma empeñado en visitar
hasta  la última rendija del mar que ya no tiene vida
porque decidió jalar su playa al norte dejando un puerto desierto
de sabores y sombrillas amarillas de tanto mirar el sol de invierno.

Olé, olé, olé, olé
olé
olé
olé

próximo a partir el submarino, portador de virus y bacterias
visitante distinguido de pulmones anegados de humo pardo
que ha surcado danzante entre narices y bocas entreabiertas
de mil inofensivos  marcadores de remordimientos y de culpas
guardadas en costales de hilo fino, en el lado contrario
a las descargas de parches recubiertos
de aquella mandíbula  sin pulgar adentro.

Saludemos el domingo que se encuentra solo

comprimido en tabletas de dos pulgadas ocultas en el vello torácico

después habrá  que regresar un tercio de profundidad
bloqueador  inevitable de la secuencia efectiva del pulso
estableciendo la relación jadeo-bloqueo en la arteria femoral
provoca  apnea cubierta de ruidos sabor limón 
algunas veces
por cianosis  que recorre a paso lento los pasos de esas convulsiones
incapaces de despejar el espacio tenue entre los dos espejos recargados
en el desvanecimiento lentoooooooooo
haciendo el abdomen amigo de los puños de Heimlich

saludamos el domingo
 a 
pesar 
de 
todo.













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